𝐃𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐨 𝐚𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐦𝐮́𝐧: 𝐬𝐨𝐦𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐜𝐡𝐚


El pasado 1º de mayo de 2025, en Quito, un grupo de colectivos de personas neurodivergentes salió a las calles no solo para conmemorar, sino para resistir. Resistimos al desempleo, a la precarización, a la discriminación disfrazada de inclusión. Luchamos contra el capacitismo cotidiano que nos encasilla en etiquetas clínicas y en ejemplos de “superación”. El diagnóstico no es el enemigo, sino el uso que se hace de él: cuando se convierte en la única base de nuestra identidad y de nuestra participación, reproduce la misma lógica médica que queremos desafiar. Por eso debemos protegernos de que esa clasificación nos limite más de lo que nos empodere.

El autismo está definido en manuales como el DSM y el CIE, ambos del ámbito de la salud mental; hacer de eso una identidad total es, paradójicamente, asumir la etiqueta como esencia. No se trata de negar el diagnóstico, sino de no quedar atrapados en él.

Si hay algo que desmiente esa idea tan arraigada, es la presencia de personas neurodivergentes marchando este 1° de mayo, Día Internacional de los Trabajadores. ¿De verdad nuestras preocupaciones se limitan a la sobrecarga sensorial y al contacto visual, cuando nos unimos a una lucha global por derechos laborales y contra la precariedad? La respuesta es un no rotundo.

Este texto no pretende hablar en nombre de todos, pero sí en contra de la costumbre de hablar por nosotros como si no estuviéramos aquí. La supuesta invisibilidad de las personas autistas en las luchas sociales no es una falta de presencia, sino de reconocimiento.
________________________________________

𝐍𝐨 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐡𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐢𝐠𝐮𝐚𝐥 (𝐲 𝐞𝐬𝐨 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧 𝐞𝐬 𝐯𝐚́𝐥𝐢𝐝𝐨)

No todas las personas neurodivergentes pueden —ni quieren— participar de una marcha. Algunas no toleran el ruido, la multitud, el caos sensorial. Pero eso no las deja fuera de la lucha. La resistencia adopta muchas formas: escribir, educar, criar, crear, sostener, sobrevivir. Suponer que solo quien levanta un cartel en la calle participa del cambio es otra manera de borrar las diferencias que afirmamos defender.

Y lo mismo vale para las formas de visibilización: algunas personas encuentran valor en las caminatas azules del 2 de abril. Los padres deben recordar que sus hijos no serán niños para siempre. Llegará el día en que muchos de ellos —como nos ha pasado a otros— no se conformarán con globos ni discursos simbólicos de inclusión. Querrán oportunidades reales, trabajos dignos, autonomía económica. Y no estarán dispuestos a aceptar menos.
________________________________________

¿𝐏𝐚𝐠𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬? 𝐍𝐨, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨𝐬 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐫𝐢́𝐚 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫𝐥𝐨

Aunque el entonces Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon¹, afirmó en 2012 que “la solidaridad no es caridad, sino una forma de justicia social global”, una de las críticas que suele hacernos el discurso liberal más tradicional es que exigimos derechos sin “aportar” a la sociedad, como si nuestro valor se midiera en declaraciones de renta o productividad. En Ecuador, la Ley Orgánica de Discapacidades establece que los empleadores con 25 o más trabajadores deben destinar al menos un 4 % de sus plazas a personas con discapacidad². Sin embargo, un análisis citado por Ecuador Chequea en base a un estudio de la Universidad Andina Simón Bolívar indica que aproximadamente el 80 % de los adultos autistas en Ecuador está desempleado o subempleado³, y muchos de quienes acceden al empleo deben ocultar su condición para evitar la discriminación⁴. A nivel internacional, la OIT estima que el 85 % de los adultos autistas están desempleados o subempleados.
Y no, no estamos desesperados por pagar impuestos —nadie lo está—, pero sí nos gustaría tener la posibilidad de contribuir a la renta fiscal y acceder a los derechos que cualquier contribuyente merece, sin toparnos con barreras legales absurdas como la interdicción o con prejuicios sobre nuestra capacidad para trabajar, decidir o gestionar nuestra vida⁵.

Otros, como yo, después de 15 años en el sector privado —los últimos 11 en la misma empresa, que hace un año, por razones propias, tuvo que prescindir de mi puesto—, llevamos algún tiempo sin lograr reinsertarnos en el mercado laboral, a pesar de nuestra experiencia y formación.

La inclusión no puede seguir atada a la lógica de la utilidad. No queremos ser incluidos únicamente por obligación legal, sino porque tenemos talentos y habilidades valiosas que pueden aportar al mercado laboral. Queremos derechos porque somos personas.
________________________________________

𝐍𝐨 𝐩𝐞𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐢𝐬𝐨, 𝐞𝐣𝐞𝐫𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚

Durante décadas, nos han contado que vivimos “en un mundo propio”, como si estuviéramos orbitando otro planeta —no sé, tal vez Plutón, que ya ni siquiera es planeta, sino plutoide… algo que podremos hablar otro día— en lugar de lidiar con alquileres, burocracia y sistemas de salud que no entienden nuestras necesidades. Esa idea no es inocente: sirve para apartarnos de decisiones, espacios y políticas públicas. Porque claro, si no estamos en “el mundo real”, ¿qué hacemos opinando sobre él?

Hablar, marchar, escribir, organizarnos... todo eso desconcierta porque se sale del libreto. No somos el autista modelo de la película de domingo: ni genio solitario, ni ángel mudo que solo quiere un abrazo. Somos personas que cuestionan, que reclaman, que proponen. Y eso incomoda.

Nadie nos va a dar un certificado de existencia válido en ventanilla. Así que mejor que se vayan acostumbrando: no pedimos permiso. Ya estamos aquí.
________________________________________

𝐍𝐨 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐭𝐮 𝐚𝐩𝐥𝐚𝐮𝐬𝐨: 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐭𝐮 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐨

No estamos buscando tu lástima. Este no es un texto para conmover, sino para incomodar. Para recordarte que el capacitismo también sabe disfrazarse de buena intención. Que infantilizarnos no es protegernos, es negarnos la adultez. Que el autismo no es una tragedia, pero vivir en una sociedad que no te reconoce sí puede serlo.

No queremos ser tu inspiración del día. Queremos ser vecinos, colegas, amigos, líderes, ciudadanos. Y eso solo es posible si dejamos de ser vistos como una causa ajena.
Queremos atención, sí, pero no para que nos aplaudan con condescendencia, sino para que nos respeten como iguales. No buscamos un pedestal, buscamos piso firme.
________________________________________

𝐋𝐚 𝐧𝐞𝐮𝐫𝐨𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐠𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧 𝐢𝐧𝐜𝐨𝐦𝐨𝐝𝐚 𝐚𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫

Cada vez que una persona neurodivergente exige adaptaciones razonables en su empleo, está haciendo política. Cada vez que denuncia una evaluación psicodiagnóstica que la trata como objeto de estudio en lugar de sujeto de derechos, está haciendo política. Cada vez que se rehúse a “actuar normal” solo para calzar en moldes ajenos, está haciendo política.

No hace falta ondear banderas ni militar en un partido para incomodar al sistema. Basta con dejar de pedir permiso para tener voz. Porque la dignidad no se ruega ni se negocia: se ejerce. Y ejercerla también es una forma de resistencia.
________________________________________

𝐔𝐧 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐝𝐚, 𝐧𝐨 𝐮𝐧 𝐜𝐢𝐞𝐫𝐫𝐞

𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘵𝘦𝘹𝘵𝘰 𝘯𝘰 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢 𝘤𝘦𝘳𝘳𝘢𝘳 𝘥𝘦𝘣𝘢𝘵𝘦𝘴, 𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘢𝘣𝘳𝘪𝘳𝘭𝘰𝘴. 𝘕𝘰 𝘱𝘳𝘦𝘵𝘦𝘯𝘥𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘭𝘢 𝘶́𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢 —𝘦𝘴 𝘮𝘢́𝘴, 𝘢𝘶́𝘯 𝘧𝘢𝘭𝘵𝘢 𝘦𝘴𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘦𝘳𝘴𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘥𝘢𝘥𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘢𝘱𝘰𝘺𝘰 𝘮𝘢́𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘫𝘢𝘴, 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘵𝘳𝘪𝘯𝘤𝘩𝘦𝘳𝘢 𝘪𝘯𝘷𝘪𝘴𝘪𝘣𝘭𝘦: 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰𝘳𝘦𝘴, 𝘺 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘥𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘴 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘣𝘭𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴, 𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘵𝘶𝘵𝘦𝘭𝘢 𝘭𝘦𝘨𝘢𝘭, 𝘥𝘦 𝘮𝘶𝘫𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘺 𝘥𝘪𝘴𝘪𝘥𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘯𝘦𝘶𝘳𝘰𝘥𝘪𝘷𝘦𝘳𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴, 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘢𝘯 𝘭𝘰 𝘳𝘶𝘳𝘢𝘭 𝘰 𝘭𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘪𝘧𝘦́𝘳𝘪𝘤𝘰, 𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘤𝘦𝘴 𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘺 𝘥𝘦 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘢𝘴 𝘰𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘦𝘯 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘮𝘢𝘳𝘨𝘪𝘯𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘴𝘰 𝘥𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘢́𝘳𝘨𝘦𝘯𝘦𝘴. 𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘤𝘪𝘰 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘭𝘦𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘵𝘦𝘯𝘦𝘤𝘦. 𝘚𝘪 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘲𝘶𝘪́ 𝘴𝘦 𝘥𝘪𝘫𝘰 𝘵𝘦 𝘳𝘦𝘴𝘰𝘯𝘰́ —𝘰 𝘵𝘦 𝘪𝘯𝘤𝘰𝘮𝘰𝘥𝘰́—, 𝘥𝘦𝘫𝘢 𝘵𝘶 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰.

𝘗𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣𝘭𝘢𝘳 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘦𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘪𝘴𝘵𝘪𝘳.
________________________________________

𝐑𝐞𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬
¹ United Nations. (2012, September 3). Solidarity is not charity, but justice, Secretary-General tells conference on persons with disabilities. https://press.un.org/en/2012/sgsm14611.doc.htm
² Asamblea Nacional del Ecuador. (2012). Ley Orgánica de Discapacidades (Ley 180). Registro Oficial Suplemento No. 796, 25 de julio de 2012. https://www.consejodiscapacidades.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2019/05/ley_organica_discapacidades.pdf
³ Ecuador Chequea. (2023, abril 2). Vivir con autismo: un reto constante en Ecuador. https://ecuadorchequea.com/vivir-con-autismo-un-reto-constante-en-ecuador/
⁴ Workplace Options. (2023, marzo). Cómo crear un lugar de trabajo más inclusivo para empleados autistas. https://www.workplaceoptions.com/es/blog/como-crear-un-lugar-de-trabajo-mas-inclusivo-para-empleados-autistas/
⁵ El Norte. (2024, enero 5). “Interdictos”, la amenaza contra las personas con autismo. https://elnorte.ec/interdictos-la-amenaza-contra-las-personas-con-autismo/

Comentarios

Entradas populares de este blog